Álvaro Torroba, arquitecto, pintor y escultor -por este orden- formó parte del efervescente arte moderno de los años 80 en España.

Formándose como arquitecto, ya mostraba una imperiosa necesidad de explotar su vena artística, jugando siempre con los volúmenes y formas geométricas que tanto caracterizan su obra. Muchos críticos coinciden en que Álvaro Torroba no podría priorizar ninguna de sus artes en detrimento de las demás, respirándose en cada una de ellas parte de arquitectura, arte y escultura.

Laborioso y perfeccionista en su trabajo, ha llegado a exponer en más de 10 países en todo el mundo y sigue buscando de forma activa el contínuo desarrollo de su obra.

“Uno de los aspectos más notables de la obra de Álvaro Torroba es su carácter personal, ajeno a las idas y venidas de la moda. Su trabajo, según mi parecer, se basa en la búsqueda de un equilibrio que anule todo extremismo. Sus arenas ocres o azuladas sobre lienzo y telas recortadas, las arpilleras recosidas, los entramados de listones, hierros y cuerdas, todo combinado con gran maestría, hace que el artista consiga siempre, expresar su pensamiento analítico, sus emociones o, si lo prefieren, razón, pasión y creación poética”.