Baltasar Lobo (Zamora, 1910 – París, 1993)

Es una de las grandes figuras de la Escuela Española de París, y uno de nuestros grandes escultores. Un escultor singular que combina, como pocos, tradición y modernidad.

Durante la Guerra Civil, un bombardeo causa la muerte de su padre y destruye el estudio de Lobo, que se une al bando republicano. En 1939, huye a Francia junto a su compañera, Mercedes Guillén, con quien se instala en el barrio de Montparnasse. Entabla amistad con Picasso, quien además de ayudarle a encontrar piso, facilitarle documentación oficial y hasta comprarle una estufa, le introdujo en su círculo de artistas y poetas. Conoció también al escultor cubista Henri Laurens, comprendiendo la singular calidad del talento artístico del joven español, le ofreció su propio taller para trabajar.

El fin de la guerra en 1944 supuso el punto de partida de su maduración como escultor. Enseguida se dio a conocer en las primeras exposiciones de la posguerra inmediata, con las que un eufórico París celebraba su liberación. Su bautismo artístico tuvo lugar en la más multitudinaria y alegre de todas ellas, L’art en liberté, título simbólico, pues el tema de la libertad se iba a convertir en una constante de su imaginación plástica. Más importante fue Maîtres de l’art contemporain (1945), en la que este joven desconocido compartía la prestigiosa galería Vendôme con los fundadores de la vanguardia, Bonnard, Modigliani, Matisse, Braque, Léger, Picasso y Laurens. A partir de entonces, su presencia en las galerías parisinas se regularizó.

Hasta su fallecimiento en septiembre de 1993, Lobo vive en París. Su obra recorre el mundo entero en numerosas exposiciones, y en 1984, su obra regresa por fin a su tierra natal, con la primera exposición individual del artista en Zamora. Se crea el Museo Baltasar Lobo de Zamora, que cuenta con una importante colección de obras donadas por el artista y por sus sucesores.