Borja Isbert es un pintor madrileño, de familia de artistas (no en vano, su abuelo era el célebre actor Pepe Isbert) que ha basado su obra fundamentalmente en el realismo urbano.

No obstante, ha tocado los más variados temas, desde el retrato detallista, hasta paisajes, escenas cotidianas y vistas panorámicas. Lo que le mueve a pintar es la búsqueda de la luz y su reflejo en los objetos, la captación de ese instante mágico de las formas en un momento fijo, atemporal, estando siempre presente en su pintura el espacio, la profundidad y el movimiento.
Aunque en sus inicios se limitó en muchas ocasiones al reflejo real de las cosas, como en una imagen quieta, su pintura se va transformando poco a poco en una búsqueda más profunda, más intimista de las escenas.

Ya no se conforma con la simple captación real, el pintor quiere además penetrar más intensamente en los misterios de la realidad, para lo que cada vez juega más con los colores primarios y los contrastes de luz. Eso es finalmente lo que se busca: causar una emoción en el espectador, que la imagen no le deje indiferente, creando sensaciones y sentimientos, como algo vivido por ellos.

Destaca especialmente su faceta de retratista, empezando a ser un pintor cotizado en esta especialidad.