El artista español Miquel Barceló nació en el pueblo de Felanitx (Mallorca).
Cursó estudios en la Escuela de Artes Decorativas de Palma de Mallorca y en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona (1974). Más adelante se unió al grupo mallorquín de arte conceptual Taller Lunatic.

Miquel Barceló tuvo el reconocimiento internacional tras participar en la Bienal de São Paulo de el año 1981 y en la Documenta de Kassel de 1982. Su técnica se caracteriza por el uso de materia pictórica, que empasta sus cuadros logrando efectos de relieve.

Barceló pinta «sobre la vida y la muerte» y reconoce que el tiempo es una constante en su trabajo. El año 1988 marca un punto de inflexión en la trayectoria, ya meteórica, de
Barceló: hace su primer viaje a África. A partir de entonces, no solo incorpora
materiales y temáticas africanas en su obra, sino que estableció un taller, además del de Paris y el de Mallorca, en algún punto de Mali que prefiere no revelar.

Su obra expresa, un notable interés por los motivos procedentes de la naturaleza, tratados desde una paleta densa, espesa, y generalmente oscura, que ha ejercido una gran influencia. Su personal universo tiene como elementos recurrentes la visión del mundo como una vorágine y la obsesión por plasmar y reivindicar la presencia de lo orgánico en todas sus formas. De ahí que África, y en concreto Malí, le hayan servido como fuente de inspiración,
base de sus texturas, colores y creatividad visceral.

El 12 de junio de 2003 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. El jurado, que otorgó a Barceló este premio por mayoría, le considera, «en su juventud, uno de los nombres máximos de la pintura europea contemporánea»; y le destaca por vivir consagrado a su obra, haber entroncado con la mejor tradición española y reflejar desde un prisma mediterráneo la proximidad a la realidad vital.